Mil caminos fueron
moldeando mis pies.
He perdido… pero lento
se diluye mi derrota.
Tus alas de ángel me
sostienen, me acarician
y permiten que mi vida, aún
descarnada, se eleve.
Ya no anochezco. Puedo
brillar amaneciendo
y permanecer amparada en
tu cálida luz áurea.
Me acaricia en este instante y reconstruye sostenida,
devuelve un aliento constante a mi corazón enmudecido.
Puedo renacer confiada, sin miedos, sin cadenas
ni lamentos que enloquezcan el aire vespertino.
Puedo erguirme pródiga, revestirme en libertad
y arder bajo el amparo de tu brillo junto al mío.
Puedo sucumbir ante el ritual de una sonrisa sonora,
gozar y esparcir las cenizas de mi vida que retorna.
Puedo volar… Tus alas se disponen desplegadas
y tu estrella generosa se ahonda y se hace mía.
Pero es la brisa de mi paz la que me envuelve,
la que busca elevar y recordarse en el olvido.
Cecilia Montoya // 15 FEB 2012
0 comentarios:
Publicar un comentario